De entre los micro- escultores, tenemos a Dalton Getty quien se dedica a tallar esculturas en las puntas de los lapiceros. Además de ser un trabajo casi imposible, se trata de una novedad, y hoy en día es muy dificil crear algo diferente.
Dalton crea cada escultura con una precisión y detalle que casi habría que observar con microscopio. Son muchas horas, e incluso días, los que pasa el artista a escasos milímetros de sus lápices.
Desde que era muy joven, este artista reconoce haber experimentado con materiales como tiza, grafito, jabón... Pero es en la mina y la madera donde ha encontrado su identidad definitiva. Dalton lleva más de 25 años haciendo estas esculturas que incluyen cadenas tan mínimas que, como he dicho, habría que usar una lupa para poder apreciar la grandeza del detalle.
Si es posible crear una escultura en la punta de un lápiz, debe ser posible crear piezas que quepan en el ojal de una aguja. O al menos, eso es lo que pensó el artista inglés Willard Wigan antes de intentar -y conseguir- meter esculturas detalladas sobre diversos objetos y personajes de la vida diaria en el ojo de una aguja.
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